lunes, 26 de enero de 2015

Por qué sufrir por amor, si muchas veces solas estamos mejor.


Una vez una mujer cercana a mí en aquel momento con un nombre poco común al igual que su cerebro puedo intuir, soportaba a su marido y digamos lo quería aunque de mala manera, este la maltrataba psicológica y verbalmente. Ella por aparentar ante la sociedad aguantaba un infierno en su casa mientras sus  hijos iban convirtiéndose en demonios, desde luego cómo no hacerlo si aquella casa no ardía porque Dios es grande. 

Su única salida llegué a ser, su diario de cuentos extraños pude ser, tan solo que ante su comunidad por no alcanzar aquellos margenes sociales no era digna de ir a su lado. Aunque no se trata de mí este relato, habla de cómo una mujer que pudo ser un ángel para algunos, resulto ser una demonia que bien sabía disimular, humillar, maltratar, pisotear siempre muy sutil...

Otra mujer así muy cercana con un nombre bastante común, bastante desquiciada prefiere estar de mala compañía por temor a morir sola... ¿es que acaso no se han percatado que en el ataúd sólo cabe un cadáver? Distorsiona su esencia y su ser por caber en caprichos de un hombre que no tiene moral para llamarse de tal manera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario